La Obra de Mita llegó a México para el año 1980, a través de los hermanos Porfirio Zúñiga y Claudia Sánchez, quienes eran un matrimonio que habían conocido la Obra en la ciudad de Nueva York. Ellos le solicitaron a Aarón que enviara predicadores a México. De esta forma, para el mes de febrero de 1980 llegaron los primeros obreros a Izúcar de Matamoros, lugar donde se dio el primer servicio y decenas de personas se unieron. Para enero del año 1981, llegó Aarón por primera vez a México junto a un grupo de hermanos de Puerto Rico, específicamente a la ciudad de Puebla, donde celebró varios servicios al igual que en Izúcar de Matomoros. En aquel viaje Aarón unge a los primeros obreros de nacionalidad mexicana.
Durante toda la década de los 80s, 90s y principios de los 2000s, Aarón realizó múltiples viajes a tierras mexicanas, llevando el mensaje de salvación a las almas.
Hoy son miles de almas que testifican que Mita es el nombre nuevo del Espíritu Santo de Dios y que transforma al ser humano en una nueva criatura.
El 24 de agosto de 2022, llega Rosinín a la Ciudad de México, siendo su primer viaje ministerial como profeta. Durante su recorrido por tierras aztecas, celebró servicios en las congregaciones de Acapulco, Puebla y Ciudad de México, donde centenares de almas asistieron para oír la voz de Dios a través de su profeta. Actualmente, tenemos un templo en la Ciudad de México, otro en Acapulco, Puebla, Veracruz, Izúcar de Matamoros y Oaxaca. De igual forma, contamos con dos bandas musicales.
Uno de los primeros testimonios en México ocurrió para marzo de 1980. La niña Rubiceli García Sánchez, de cuatro años de edad, fue sanada de una manera inexplicable para la ciencia. Su madre, Antelma Sánchez, puso a calentar leche y la niña se acercó, haló la cacerola de leche hirviendo, quemándole la cara y parte de cuerpo. De inmediato, la llevaron al hospital y los doctores decidieron mandarla a su casa poniendo en su rostro un vendaje. En las horas de la tarde de ese mismo día, la niña estaba completamente hinchada, lo que hizo que la regresaran al hospital. Al revisarla y quitarle el vendaje, se le iba saliendo toda la piel. Antelma gritaba: «¡Mita, por favor, si tú eres el Espíritu Santo de Dios, salva a mi hija!». Decidieron trasladarla a la capital para ser atendida por especialistas y los doctores le preguntaron que por qué su niña la habían llevado a la Ciudad de México, si estaba completamente sana. Asombrada, la madre pasó a ver a su hija y cuál fue su sorpresa al verla sana, como si nunca se le hubiese quemado la piel.